
Pasaba el otro día
por una canchita de uruguayo y me llamo la atención el talento de un chico que
desparramaba rivales por todos lados, así
que me detuve a verlo.
Imagínate, yo estaba pegado a la malla recordando cuando ponía dos piedras afuera de la casa y junatábamos la reta con los cuates y jugábamos hasta que mi madre gritara ¡Yaaaaaa métete! Entonces me pregunté ¿Qué es lo que hace feliz a este niño? ¿Le darán algo por jugar así de bien? ¿Pensará en ser una súper estrella del fútbol mundial?
Quién
no se acuerda de esas cascaritas en donde se jugaba a muerte para ganar el
"chesco" o simplemente para no perder el orgullo. No importaba si
jugabas en pavimento, tierra o canchas llenas de vidrios, te tirabas una
barrida salvadora y no te importaba rasparte los codos con tal de recorrer todo
el arco volando.
¿Sigues
jugando con la misma pasión?
¿Sigues
divirtiendote como antes?

Juega fútbol,
juega como sí
fueras ese niño
que lo único
que le importa es ser el mejor para sí
mismo.
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