Hay que
ser intuitivo, que no es lo mismo que adivinó. Así lo plasmó Federico Vilar en uno de los
capítulos de su libro "El
arco de la vida" y cuánta razón tiene.
Para un
arquero resulta esencial leer la jugada para poder interceptar el balón en el momento justo, sin embargo, para intervenir
oportunamente en el ataque del rival y cortar el avance hace falta ser
intuitivo, no adivino.
Aquí tienen un pequeño fragmento del capítulo que el mismo Federico Vilar escribió.
"Intuitivo es aquél
que se encuentra compenetrado en el juego, que está
metido de lleno en lo que está sucediendo en
la cancha y que con base a conocimiento de las capacidades que posee el rival y
los movimientos que los jugadores puedan llegar a disponer, comprende cuando es
el momento justo para llegar a interceptar una jugada.
Cuando quien busca ofender levanta la cabeza, el guardameta
le propone un cara a cara, dificultándole su propósito".
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