Debutaste en Atlas 4 días antes de mi nacimiento, pasaste al América en donde la primera vez que te vi jugar fue en aquel clásico América vs Chivas donde el marcador quedo 5-0 a favor del rebaño. Llegaste al equipo de mis amores y te consolidaste como el mejor portero de México así como uno de los mejores del mundo. La estrella 11 en la vitrina del equipo y tu primer campeonato fueron la forma de confirmarlo, así como tus distinciones por mejor portero de la liga, la confederaciones 2005 y la copa oro 2003.
Fue muy difícil verte marchar de Chivas pero en Santos lograste tu segundo y tercer campeonato de liga demostrando ser un verdadero líder y una gran persona dentro y fuera de la cancha.
Te he admirado desde que tengo 8 años y solo puedo decir una cosa: Gracias.
Gracias por tantos días de gloria bajo los tres palos, gracias por todas las veces que te levantaste después de un gol y alentar al equipo, gracias por tantos gritos de gol ahogados en las gargantas de los aficionados contrarios con tus grandes atajadas, gracias por volver a las canchas después de todas las lesiones y seguir volando como siempre lo hiciste.
Demostraste ser grande, a pesar del fallecimiento de tu padre en 2006, regresar a Alemania después del funeral y estar para la selección en los momentos en que se te necesito, verdaderamente es algo inspirador.
Tal vez no te pudiste ir como querías, pero te aseguro que para todas las personas que te admiramos, siempre tendremos en nuestra memoria tu figura inmortalizada.
Grabaste tu nombre en la historia y ahí quedara por siempre.
Verte jugar ha sido uno de los mayores placeres de mi vida, Gracias Oswaldo Sánchez.
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