¿Qué hubiera pasado si aquel muchacho nunca hubiera tomado la decisión más importante de su vida? Claro, él no lo sabía, pero ésta iba a ser la decisión más imponente que jamás tomó.
Aquel joven que con una maleta cargada de ilusiones algún día se aventuró a buscar una oportunidad dentro del fútbol profesional en México como lo hacen día con día cientos de jóvenes, hoy, tiene la gran oportunidad de escribir su nombre con letras de oro en la historia del futbol mexicano, el único jugador con 700 partidos jugados en primera división ¡Setecientos partidos!
Es fácil decirlos, pero ¿es igual de sencillo haberlos jugado? ¡Por supuesto que no! Más de 20 años jugando al máximo nivel en nuestro país, con las exigencias que esto demanda, y aún más, todo lo que exige a esta posición, solo pueden ser sinónimo de San Oswaldo.
Su carrera siempre limpia y profesional, alejado de los escándalos extra cancha y dedicado siempre a su profesión y a su familia, le ha dado la oportunidad a Oswaldo Sánchez de ser el único jugador con 700 partidos en primera división.
No ha sido nada fácil, desde sus inicios en el Atlas de Guadalajara hasta el día de hoy, su carrera, como la de todos los futbolistas, ha estado plagada de retos y complicaciones. Es entonces cuando surge el temple, la pasión, la personalidad y las ganas de hacer las cosas.
"Desde que tengo uso de razón siempre soñé con ser futbolista profesional". Esto demuestra que no importa qué tan grande sea tu sueño, si trabajas diariamente en él, tienes un 100% de posibilidades de alcanzarlo y fue así como Oswaldo un 30 de Octubre de 1993 veía culminada toda una arriesgada aventura por las categorías inferiores, pues debutaba en la máxima categoría, en un estadio lleno, haciendo lo que más le apasiona, jugar al fútbol.
Después pasó a América y posteriormente a Chivas, son pocos los jugadores que pueden presumir de haber jugado en los llamados "Los 2 grandes de México", y fue en éste último donde vivió sus mejores momentos.
En el torneo de clausura de 2004 Oswaldo disputaba su primera final con Chivas, misma que se definirá en tanda de penales y haciendo campeón al Pumas de la UNAM. Oswaldo jamás bajó la guardia y su objetivo seguía intacto, ser campeón. Trabajó el doble, descansó el doble, entrenó el doble y pronto el fútbol le hacía justicia, le daba un revancha, lo ponía una vez más en el partido que todo portero quiere jugar, la final del apertura 2006 frente al Toluca. En una cerrada serie, el entonces capitán del rebaño sagrado, tenía la dicha de levantar sus guantes Rinat junto con le trofeo de campeón que lo acreditaba a él y a todo su equipo como el mejor, el campeón del fútbol mexicano.
"Claro que es muy ingrata la posición, pero a la vez es muy benévola, en esto del fútbol se necesita protagonismo".
¿Quién mejor que el gran capitán de la selección mexicana en su momento, para decirte esto?
¿Quién mejor que el gran capitán de la selección mexicana en su momento, para decirte esto?
Un líder nato que transmite seguridad a su equipo con tan sólo verlo, que siempre se maneja con limpieza, que responde a las exigencias del fútbol, que sabe cuándo pegar un grito, que sabe manejar las situaciones de partido, que es un líder en el vestidor, eso es un líder, ése es un protagonista. Aquél que no le molestan los reflectores ni las cámaras, que le gusta la presión, que la disfruta, que ama estar dentro del campo, ése es Oswaldo Sánchez.
Para el 2007 llegó a Santos Laguna en una transacción por demás polémica pues era ya un referente en el marco rojiblanco. Llegar a un equipo que en ese momento se encontraba con problemas de descenso, no fue nada fácil, tienes que cambiar el chip, manejar otro tipo de presión, ser otro dentro de la cancha sin dejar de ser tú mismo.
Para el 2008 una vez más sus OS PREMIER estaban en el centro del campo levantando un título más, esta vez frente a Cruz Azul.
Cuatro años después, frente a los Rayados en ese momento comandados por Víctor Manuel Vucetich, ponía una vez más en alto sus guantes Rinat.
Jugador de selección, con 3 mundiales en su haber, dos como suplente y uno, Alemania 2006, como titular. En un hecho por demás lamentable, su padre, Don Felipe, felleció días antes de poder ver a su hijo jugando una Copa Del Mundo. Oswaldo regresó a México para darle el último adiós a su padre, su eterno compañero y uno de sus pilares que siempre le apoyó para llegar a ser quien hoy es. Sánchez Ibarra dijo al llegar a México "Cuando vengo de una concentración tengo tantas ganas de llegar y ver a mi familia, de volver a mi país, pero esta vez...no quería llegar". El mundo entero reconoció el compromiso y profesionalismo de Oswaldo al regresar a Alemania y estar en el debut del TRI contra Irán a quien vencieron 3-1.
"Al final de cuentas, esto es lo que mi padre quería, verme jugar un mundial y sé que donde quiera que esté, él me está viendo".
Éste es Oswaldo Sánchez Ibarra, el eterno arquero, querido por muchos, odiado por otros, pero siempre reconocido como un profesional en toda la extensión de la palabra. El arquero con más penales detenidos en primera divisón, casi 100 partidos en el máximo circuito y este fin de semana, se convertirá en el jugador que alcanzó los 700 partidos oficiales en el futbol mexicano ¡Felicidades Oswaldo, es un honor ser parte de tus atajadas!
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